domingo, 22 de abril de 2018

Mentira

Una mentira se comienza desde un secreto, un secreto nace de un acto inconfesable; nacemos propensos a enmascarar nuestras vidas con hechos que realmente no pasan. Así es como surge la fascinación por mentirnos, por hacernos creer nuestras propias confesiones de closet.
    Qué tiempos estos en que nadie se respeta, donde todos queremos para nosotros lo mejor y del prójimo no esperamos nada que no sea nuestro beneficio, centramos nuestro ego en el universo y lo elevamos tanto como un astro, nada tiene el valor suficiente para hacernos cambiar, solo nuestras mentiras, y todo el peso que viene con ellas. Ya no nos importa ser falaces, queremos ser libres, y para eso quién no acepta nuestras mentiras, debe aceptar nuestras órdenes, así decimos querer, amar, respetar y un vasto número de virtudes, que realmente son una auto proyección de nuestro propio yo, del yo egotísta y narcisista.
    Así es hoy en día nuestra sociedad, es un engranaje que gira con la simulación de falsas emociones y apariencias que a nadie le importan, pero que todos quieren cuidar para no caer en una vida vacía y sin sentido; porque nada vale más en la actualidad que una mentira, un engaño o una tradición, claro, disfrazada de una liberación, de un acto de justicia mesiánico que nos recuerda al talión y a su ojo por ojo.
    Es así como me explico, que al decir la verdad de mi sentir puedo no agradar, puedo parecer un cínico, porque tal vez reconozco mi condición humana, pero dentro de ella sé perdonar, sé hacerlo si pueden romper esa cadena de la mentira conmigo, porque así lo podemos hacer, no importa que tan grave sea el pecado, cuando existe una verdadera confesión que nace de la conciencia, ese secreto, es mentira, se vuelve una cicatriz, pero afortunadamente se cura, en caso contrario se vuelve un cáncer.