domingo, 19 de octubre de 2014

Una noche más

Entrada la noche los grillos cantan y las buenas personas descansan en sus hogares, solo los desalmados patanes, adictos al pasar del tiempo con nuestros pensamientos andamos a solas por la calle, con la compañía de un par de cigarros y una conversación privada que no quiere ser oída por nadie.

   Así las horas previas a llegar a casa y compartir el fruto del trabajo, las pláticas de la oficina o las vendimias cotidianas se convierte en rutinario castigo que ocasiona pereza en las partes que sostienen el riguroso diálogo protocolario del ¿Cómo te fue?.

   ¿Es así como la vida debe de seguir?, no quiero pensarme que después de cinco o diez años seguiré siendo un engrane más en el reloj en que se ha convertido nuestra actualidad, con trabajos y costumbres populares que no despiertan mas que el interés de los comerciantes de temporadas, vacíos de ideas y llenos de ambiciones momentáneas. 

   Entre tanto, continúo con mis diatribas, me dispongo a dormir temprano y espero despertar el día siguiente muy temprano, para poder romper mi maldición mosáica y pretender alcanzar la irrealidad de mi camino diario, que comienza como termina, anhelando, siempre anhelando.
 

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