domingo, 19 de octubre de 2014

Una noche más

Entrada la noche los grillos cantan y las buenas personas descansan en sus hogares, solo los desalmados patanes, adictos al pasar del tiempo con nuestros pensamientos andamos a solas por la calle, con la compañía de un par de cigarros y una conversación privada que no quiere ser oída por nadie.

   Así las horas previas a llegar a casa y compartir el fruto del trabajo, las pláticas de la oficina o las vendimias cotidianas se convierte en rutinario castigo que ocasiona pereza en las partes que sostienen el riguroso diálogo protocolario del ¿Cómo te fue?.

   ¿Es así como la vida debe de seguir?, no quiero pensarme que después de cinco o diez años seguiré siendo un engrane más en el reloj en que se ha convertido nuestra actualidad, con trabajos y costumbres populares que no despiertan mas que el interés de los comerciantes de temporadas, vacíos de ideas y llenos de ambiciones momentáneas. 

   Entre tanto, continúo con mis diatribas, me dispongo a dormir temprano y espero despertar el día siguiente muy temprano, para poder romper mi maldición mosáica y pretender alcanzar la irrealidad de mi camino diario, que comienza como termina, anhelando, siempre anhelando.
 

sábado, 11 de octubre de 2014

Un viaje en autobús.

Ha venido en sentido recurrente el saber si mi vida gira en torno a un círculo o a una elipse, y eso es importante de definir, ya que si voy en circular, es más probable que repita, pero si lo hago de manera elíptica, un error puede hacer una curva más corta que la que un acierto la haga.

   Entrados en materia, sabemos que las cuestiones propias del carácter y las frivolidades son circunstancias que varían su grado en consecuencia de nuestras acciones, pero cuando nuestras acciones asociadas a la terquedad de la personalidad se mezclan, lo único que se obtiene es una mala mezcla de vino con ginebra y por resultado, una resaca moral tremenda.

   En días pasados la situación intestina de mis quehaceres me deja absorto del "tiempo pendiente", ese tiempo que me confunde con sus curvas y me hace perder razón de la linea de mi vida, quizá ya ni sea una elipse, a lo mejor es una curva indefinida que se aproxima a su centro en vorágine desmesurada y a punto de causar un caos, que tengo que admitir, -es siempre un tanto necesario; pues la vida no es linea recta, y la curva es de grados variados y volubles, sobre todo si existe o quiere hacerse uno mismo con la conciencia plena de cuanto hacemos, tratando de quitarle oportunidad al destino de actuar de forma misteriosa sobre uno mismo.

   En mis apasionadas lecturas matinales, -Una sarta de obras literarias que vuelan los sesos sin plomo-, encuentro un deslinde de la realidad, una profundidad sintética y aislada de los sentimientos y emociones reales, pero que de vez en cuando finjo vivir. Y es así que, un camino sinuoso y en constantes reparaciones que es la carretera que circulo en un vehículo siempre ajeno, y por consiguiente de uso público, una de las alegrías o sentidos que dejan en mi cabeza la lectura es la tremenda coincidencia que tienen las cuartillas leídas y las actividades que se desarrollarán a lo largo del día. 

   De lo más reciente fue, un párrafo de la novela "David" de Frank G. Slaughter, donde David y Mical hacían un juramento, y las palabras aún un poco románticas, son místicas y propias de darle curva a mi vida:

No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti: porque donde quiera que tú fueres, iré yo; y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada: así me haga Dios, y así me dé, que sólo la muerte hará separación entre mí y ti. (Slaughter)

   Esta conversación fue entre Rut y Nohemí, y en ella existe un amor natural y puro, algo que rebasa el imaginativo, algo que más que sentirse se vive, o se muere, según sea el caso. Aunque en la novela son David y su novia quienes las dicen, y en un par de capítulos posteriores son David y el sumo sacerdote de Israel, quien las comparten.

 Y es con lo antes dicho que me vuelvo a mis lineas y curvaturas existenciales y exploto en caos, o tal vez sea el leer sentado en un autobús que recorre la sierra Nor Oriente del estado de Puebla.

   Buenas noches, tardes o buenos días, según leas esto.


Referencias

Slaughter G. Frank, David, guerrero y rey. Ediciones G. P.