viernes, 13 de julio de 2018

Verano

Con la llegada del verano llegan las lluvias
con el cambio de estación se sublevan las costumbres,
nada llena más el cuerpo que saciar las penas
con el sonido del mar, del valle o las ciudades que vislumbres.

¿Qué alegra más que el ánimo que imaginarse desocupado?,
con la vida real hecha una maleta que te cargas a la espalda,
con una sonrisa comprada en tiempos donde todo se nos ha robado
en promesas propias, y un falso juramento que en nada nos calma.

Me gusta llegar a los meses donde cada día llueve,
porque cada amanecer me ilusiona con su cambiante ambiente, 
como cuando una lagrima se derrama sobre una cama caliente,
donde antes de amanecer, se corroe el sueño en que mi mano te lleve.

Puedo decir tu nombre entre las sábanas de siempre, 
pero no puedo traer tu recuerdo, que me acompañe hoy que dueles,
pues no vienes como las lluvias que azotan hasta septiembre,
sino que te ausentas como los enamorados a los viejos puentes,
pero te hallo encubierta con la máscara de amiga prudente,
cuando lo que extraño, es tener una convivencia tan real como fueses.

Queda decir al viento alborotado por las septentrionales corrientes,
que tu recuerdo se vulva la brisa, aquella que forma el mar rompiendo,
aquella que no es polvo sino humedad, agua de mar salada que sientes,
que refresque el corazón, como cuando en julio me dices: aún te comprendo.




 

domingo, 22 de abril de 2018

Mentira

Una mentira se comienza desde un secreto, un secreto nace de un acto inconfesable; nacemos propensos a enmascarar nuestras vidas con hechos que realmente no pasan. Así es como surge la fascinación por mentirnos, por hacernos creer nuestras propias confesiones de closet.
    Qué tiempos estos en que nadie se respeta, donde todos queremos para nosotros lo mejor y del prójimo no esperamos nada que no sea nuestro beneficio, centramos nuestro ego en el universo y lo elevamos tanto como un astro, nada tiene el valor suficiente para hacernos cambiar, solo nuestras mentiras, y todo el peso que viene con ellas. Ya no nos importa ser falaces, queremos ser libres, y para eso quién no acepta nuestras mentiras, debe aceptar nuestras órdenes, así decimos querer, amar, respetar y un vasto número de virtudes, que realmente son una auto proyección de nuestro propio yo, del yo egotísta y narcisista.
    Así es hoy en día nuestra sociedad, es un engranaje que gira con la simulación de falsas emociones y apariencias que a nadie le importan, pero que todos quieren cuidar para no caer en una vida vacía y sin sentido; porque nada vale más en la actualidad que una mentira, un engaño o una tradición, claro, disfrazada de una liberación, de un acto de justicia mesiánico que nos recuerda al talión y a su ojo por ojo.
    Es así como me explico, que al decir la verdad de mi sentir puedo no agradar, puedo parecer un cínico, porque tal vez reconozco mi condición humana, pero dentro de ella sé perdonar, sé hacerlo si pueden romper esa cadena de la mentira conmigo, porque así lo podemos hacer, no importa que tan grave sea el pecado, cuando existe una verdadera confesión que nace de la conciencia, ese secreto, es mentira, se vuelve una cicatriz, pero afortunadamente se cura, en caso contrario se vuelve un cáncer.

miércoles, 24 de enero de 2018

Una confesión

Esta noche se vale todo. Es así como comienzo estas pesadas líneas, cargadas de recuerdos y cicatrices, porque qué queda después de dejar tu vida en manos de otro, de confiar tus secretos y tus más profundos pensamientos en una piel sin alma, en un pueril espejismo de amor, una sonrisa y un carácter fingido. Solo recordaré unos pasajes de mi vida, un par de anécdotas que mucho me han enseñado a entender nuestra actualidad romántica y emocional, empero de estar solo en estas fechas, no hago señalamiento personal en contra de nadie, porque no tengo miedo de decir la verdad en frente de quien me tenga que cuestionar con relación a lo que relataré, ya que el miedo a la verdad es propio de los cobardes, y ya fui cobarde mucho tiempo atrás.

Cómo iba diciendo, así puede ser ahora, teniendo presente la época que nos tiene atados a nuestra peligrosa liberación y apego material, un mal logrado posmodernismo; regalo de una filosofía que nos absorbe en un consumismo vano y desmedido, donde valemos por un ego y no por una humanidad, ya que ser humano es ser débil, es dar y prometer, con emociones y sentimientos que suelen ser burlados, manchados de inferiores por una creciente población que se siente dueña de la verdad, una verdad tan infame como infinita, ya que no la entienden como algo absoluto, pero sí como algo propio.

A mis andanzas en este mundo, puedo presumir dos cosas, una: las personas buenas que he conocido; la segunda, las personas para las que he sido malo; y no con esto digo que la gente sea mala, o que las personas con las que he convivido sean todas buenas, eso no lo puedo saber, solo puedo saber que tan malo he sido para ellas porque prefirieron hacerme a un lado en sus vidas, convertirme en un rumor, una mentira, un villano, un mártir, un refugiado, un pendejo, un utensilio, un juguete. Cada vez que me miro al espejo, aproximadamente a la altura de la sien, noto unas pequeñas líneas sobre la piel, empezando por mis ojos y acentuándose sobre mis pómulos; son el regalo que esas personas, para las que he sido malo, y también para las que he sido bueno, me han provocado, algunas por tanto reír, otras de tanto llorar. No quiero hacerme el fuerte y pensar que el llanto esconde fragilidad y miedo, cobardía y demás debilidades en el hombre, que lo evito por pena o que me avergüenza que alguien lo sepa.

He llorado y he reído, y esas líneas que se empiezan a notar son testigos, testimonios de mis solitarias tardes, de mis días en compañía de nadie, de mis memorias con personas adorables y genuinas; personas que me abrieron el corazón a experimentar sentimientos como el amor y la tolerancia; bien dicen que las cosas buenas vienen de lo más sencillo, de lo más pequeño. Al cabo de entender que cada sujeto que entra en tu cotidianidad te hace más grande, puedes aprender que también ellos crecen un poco por ti, de esa manera me pasó la primera vez que me enamoré, y no tuve tanto miedo como ganas de hacer real ese amor, así que me atreví a romper toda línea convencional conocida y, lo conseguí, me enamoré aún sabiendo las consecuencias para ambos, así como ella se enamoró de mí con el temor de fallar; nos arriesgamos y todo pasa con singular diferencia entre sujetos. Cada relación que se inicia en busca de algo, tiene una finalidad, esa finalidad puede ser de distinta naturaleza, por ejemplo emocional o material, en el primer caso, era emocional para ambos, porque así lo descubrimos, y se nos rompió el corazón en pequeños pedazos, como los que quedan de una copa de cristal que se estrella con el piso luego de caer de la mano de quien la sostuvo con debilidad o excesiva fuerza.

Por otra parte, luego de enamorarme y perder ese amor, quizá me volví idiota, porque pensé encontrarlo en una bella vasija vacía, en un sueño incompleto y lleno de una necesidad diferente a lo que yo tenía para dar. Frivolidad y poder, así sucedió mi primer encuentro con la posmodernidad, una mujer que me desfiguró la idea de machismo, y me hizo entender que la mujer ya no es un género, es una idea, que lo que te propongas como individuo está por encima de valores como el amor, la amistad, los hijos y la familia, que puedes obtener todo lo que quieras cuando tienes algo que los demás quieren. Pero aguantar estar en el centro de esa vorágine, no es lo que uno puede esperar cuando aún crees en espejismos como el amor.

-Quédate, no me dejes-, ¿Cuántas veces salió de mí?, para que murieran en tu boca. Esa es la historia de una relación actual, así es como me confieso desengañado de mi idea idealista del mundo, ahora abrazo al posmodernismo como una corriente que existe, pero no como propia, aún creo en el amor, y no por ello negaré su existencia. Es verdad, sé lo que es un engaño, pero también he engañado; sé lo que es el dolor, pero también he lastimado; sé lo que es el compromiso, pero también he vivido el abandono, y no solo el abandono físico, sino el abandono emocional, como hacer el amor con un envase hueco, una pieza de porcelana que dedica su mente a tener y buscar una vida cómoda, en ser un deseo o hasta una necesidad para otro, y esto mientras finge estar en cuerpo y mente contigo. He vivido para ser testigo de fracasos y logros, de sobrevivir a un engaño y a ocultarlo ante mis ojos, de engañarme a mí mismo y llamarme tolerante por no decirme estúpido. Lo he vivido hoy, y todavía no he aprendido nada; la vida es tan corta y tan larga para cada ser humano, que no olvidar nuestra naturaleza, nuestra humanidad, nos dará una comprensión más satisfactoria y útil que continuar esta diatriba existencial posmoderna.

Hoy hago solo una confesión, ya que mi mente se encuentra inquieta y pide un desahogo. Hoy convertí en palabras algunos secretos que me hacen humano, soy consiente de mi estado de imperfección, empiezo a conocer mis límites, pero cada vez menos entiendo a los demás. Nuestra vida es inspiración diaria para continuar nuestra existencia, adelante a conseguir lo que sueñas y anhelas, pero no hagas de lado lo empático, es cierto, hoy en día hace falta lo material para subsistir, yo mismo estoy escribiendo en un ordenador, pero no te conviertas en lo que nos hace mal, en una persona que traiciona, y no me refiero a que traiciones a alguien, me refiero a que te traiciones a ti mismo, a que te vendas o te cambies por un interés económico o material, que te conviertas en un objeto, en una caricatura de ti mismo, y si lo haces, al menos ten la decencia de hacértelo a ti nada más, no arrastres a quien le has hecho creer que cuenta contigo. Yo estoy como al principio de mi escrito, solo que esas particulares ganas de amar, se hallan guardadas, no sé por cuánto tiempo, no sé por cuántos días o años lo estarán, pero esta noche, estoy seguro, que al menos cuento con una familia con la que no tengo que ocultar quien soy, amigos con los que soy auténtico, clientes con los que soy honesto, personas que quiero y me quieren sin condición, alguna persona especial y hasta compañeros de barra esperando que coincidamos en el bar de siempre a platicar. 

                                                      Imagen tomada de Google fotos

martes, 27 de septiembre de 2016

Necesito una copa más


Quizá había pasado demasiado tiempo pensando en las tonterías que me cargaban por la noche, y sus estrellas que parecen luces de cigarros flotando en la atmósfera pesada solo la volvían un enemigo que esperas con ansiedad y con esmero para continuar la batalla de resistencia llamada ironía; la soledad es cada vez más grande y su compañía es cada día la razón de ir a la cama pensando en cómo será el momento de morir; pero ahora no importa cómo será, sino el cuándo. Es por eso que decir en palabras escritas el sentimiento de vivir, es ajeno a mi persona, como ajeno sería hablar de moral con una rata o un conejo.
Después de correr la sala de cuatro metros por cinco en repetidas ocasiones me había percatado que eran las tres y media de la madrugada, ese mismo día escuché por medio de un conocido medio electrónico que somos víctimas de la evolución, qué diablos es la evolución, muchas veces nos podríamos poner a pensar en un intimidante capricho de Dios al mandarnos conciencia o al crearnos de barro y un soplo divino, pero la mente existe aquí y ahora, en este papel, en esta cabeza que reproduce cada palabra que escribo en un estado alterado como lo haces ahora; así me torturaba el intelecto por aquello de las tres con cincuenta minutos de la mañana.
No hacía mucho que tuve, en la noche del día anterior mí último contacto humano, una corta plática por medio de mensajes escritos en un dispositivo al que los hombres modernos llaman teléfono inteligente, el cual es capaz de comunicar a través de un lenguaje conocido por el ser humano a sus homólogos una idea, un pensamiento de baja o alta vibración. Aquella plática fue muy corta, apenas un intercambio de fríos saludos y despedidas, una de aquellas pláticas que anhelas con alguien pero que cuando empiezan no sabes si está terminando, las palabras no fluyen en ese momento, solo los signos que reproduce el mecanismo complejo del dispositivo electrónico, como si nos separara de la realidad tangible y nos teletransportara a un mundo de realidad virtual, ajeno a nuestros sentidos físicos, enajenados en un pequeño proyector a colores vívidos que interactúan con nosotros mientras le invertimos el tiempo que deberíamos ocupar en cosas más virtuosas como lo es el vivir mismo o el morir, eso es, la telecomunicación se ha vuelto nuestra otra realidad, nuestra vida y nuestra muerte cada día, esto es lo que mi cabeza llena de conceptos técnicos acarreados del trabajo hace con mis dedos para dar impulso a escribir, son las cuatro de la mañana.

Consecuente a la madrugada en su momento más oscuro viene un término que me gusta llamar transición, es una hora muerta, donde la noche y la madrugada se juntan, se hacen una. Culpable soy de mis acciones y culpable soy ahora de mi escritura insensata, una que desata mi locura mientras carcajeo completamente alcoholizado, peleando con mis fallos musculares para concentrar las piernas en una posición incómoda que me permita estar sentado en el sofá para encorvar mi espalda y escribir a botonazos este escrito, los cigarros ya casi se agotan, el humo se ha apoderado de toda la casa, con esos cuatro por cinco, todo huele a mierda, es un olor parecido al de un cadáver, un olor fétido que puedo jurar que se percibe desde la casa más lejana de la pequeña unidad habitacional en que vivo. Miserable es mi escritura, carente de coherencia e incapaz de escribir con lógica o secuencia aquellas porquerías que salen de mi cabeza, son las cuatro con ocho minutos. Quizá el próximo párrafo sea más grato, tal vez me detenga ahora y comience mañana como a las tres de la mañana, y pueda asegurarme que aún respiro, que aún vivo, que aún ansío esa comunicación cortante pero humana, interacción no digital que puede que necesite, puede que espere, pero que no me atrevo a decirlo porque temo que decir lo frágil que soy solo provocaría más dolor que el que estoy soportando, quizá es por el alcohol, quizá porque no he dormido durante cuatro días, pero sea lo que sea, solo sé que lo necesito, y que no sé cuántas noches más pueda aguantar antes de caer desmayado de fatiga, convulsionado de ironía o borracho de tanto ahogar mi propia y miserable humanidad en la copa de vidrio que ya se encuentra manchada de licor seco y viejo, pero que es lo único que endulza mi asqueado paladar, voy a parar ahora, necesito una copa más.

miércoles, 6 de abril de 2016

Tema de conversación

Usted tiene una cita con la verdad.
Son las nueve de la noche y se tiene que sentar frente a la televisión; un presentador de apariencia afable y rasgos que dan confianza comienza a leer notas periodísticas mixtas, las cuales parecen un guión bien planteado por exitosos directores de cine de comedia.
para empezar un adelanto de lo que para usted debe ser importante y, sin lo cual usted no podrá ir a dormir pensando que el mundo está en decadencia, pero que en el cierre de la transmisión, con un reportaje de los actores de la televisión o del cine, músicos o demás artistas le pueden arrancar una sonrisa para ir a la cama bien informado y con quizá algunos argumentos para discutir en familia o, por la mañana mirar atento el noticiero matutino esperando que las noticias cambien y se conviertan en alentadoras misivas del miserable panorama que por la noche le han brindado.
Ahora la dinámica es distinta, puede salir con las noticias frescas y hacer plática con las personas del transporte público, la oficina, los compañeros del trabajo, los dependientes de la tienda, el cantinero o hasta de cualquier persona que coincida con usted en el transcurso del día, y sin más, preguntarle por el precio del dolar, el nuevo escándalo político, la terrible nota rosa que hace pensar que los artistas que más le gustan están quedando calvos o están ganando grasa de más.

sábado, 25 de julio de 2015

Ella

Conocida por la miel de tus palabras, es la noche la que recorre los latidos de mi pecho, derriba las tejas de mi mente, eres tú la que desenpaña los cristales de mis ojos, los crisoles de mi alma; desnuda de lujuria acompañada de miradas despreocupadas que conjuran la lexicología jurídica y la vuelven semántica romántica en un ambiente de oficina, una atmósfera de procedimientos ordinarios y privilegiados, promoviendo incidentes a mis intentos desmedidos de contraer tus manos en las mías.

Concédeme la memoria privilegiada que ostentas, la organización de tus archivos, la voracidad de tus palabras y argumentos que derivan en conclusiones lógicas, silogismos de tu mente, argumentos de tu cuerpo, sentencias que me absuelven.

Rompes las cadenas de Mefisto, despliegas tus alas de pegaso, suspiras con los vientos de Calipso, musa de Rodas, heredera de Afrodita, caminaste por el Ades hasta mostrarme los campos Elíseos, la maravilla de tu vida, victoriosa de tus juicios, escritora de tus sueños, oráculo de mil deseos y promesas cumplidas.

Concédeme la manzana dorada de tus campos, la fruta que con recelo guardaron del Olimpo, brillante luz de Luna, hermosa eres como ninguna, con un beso de tus Rojos labios lunares desprende al mortal de mis cenizas, vuélveme héroe de tu Hiliada, hazme inmortal en tus entrañas.

Al final dame un golpe con la espada, aquella que empuña Nemesis, tu homónima en la aplicación de la justicia, destruye la venda de tus ojos y mírame con ellos, con tu iris dilatado, con la precisión del perito que ha acertado, conjura tu mitología con tu astucia, tu derecho con mis dionisiacas palabras, conduce mi juicio por tu cordura, dame el fallo definitivo cantado el mes de enero.

sábado, 8 de noviembre de 2014

No son solo cuarenta y tres

¿Y si hoy tuviéramos sus voces?
sus gritos nuestra indiferencia no callarían,
sus banderas negras y rojas que bien conoces
no solo una burla, por su inocencia solo serían.

¿Por qué unos niños?, ¿Por qué los has desaparecido?,
¿Qué a caso nunca fuiste un crío, un pequeño que jugó al bandido?,
Pero hoy tú te robas nuestro nuestro dolor y suspiro,
lo robas con balas violentas que matan a un grupo de gente por pedido.

Estado de derecha, supremacía de la preciosa justicia, 
México está de luto, por cuarenta y tres almas destruidas,
inmoladas en las filas de nuestra propia y mal lograda ideología,
compuesta de fantasmas y agonías, legado de nuestra "raza" de indias.

Hoy se llevan según las cenizas a los vivos, y las lagrimas a los desaparecidos,
pero no hay nada más perdido, que nuestra memoria de esos niños,
que con un deseo de vivir la vida revuelta de los centros doctrinarios de marxismo
nos enseñan que una bala duele más cuando nos mata de a poco, en silencio, en el abismo.